Ser un luchador de Jiu-Jitsu, es cambiar horas de sueño en tu cómoda cama, por horas de entrenamiento, salir a la lluvia fría, al sol caliente y escaldante, para ir al encuentro de tu equipo.
Es amarse a si mismo y a los que están cerca, respetando a los más flojos, pero nunca siendo uno de ellos.
Es tener espíritu de guerrero y luchar hasta la muerte si fuera necesario para salir victoriso.
Tener disciplina para decir no, cuando te llamen para salir, cuando sea la hora sagrada de tu entrenamiento.
Es seguir fielmente todas las tradiciones de milenios.
Después del arte suave es necesario cambiar abrazos y cariños con las personas amadas por estrangulamientos, torcidas, luxaciones y sangre.
Controlar los sentimientos hasta deshacerse de algunos de ellos.
Es tener como familia a su equipo de Jiu-Jitsu, respetar siempre a los de grado mayor y tenerles como un espejo, para un día también subir de grado.
Tener coraje para a veces dejarse finalizar o romper un brazo y no rendirse.
Velar por el orden y la paz nunca intentando herir a los desprotegidos e indefensos, sentir dolor, pero no desistir porque es preciso sufrir para ser cada vez mejor, tener fuerza, pero usar la técnica suave y no tener miedo de desafíos, comprender las lecciones de tu maestro y aplicarlas en la vida, aunque no tengan sentido o sean duras, más tarde irás entendiendo y usando lo que él te enseñó.
No adaptar el Jiu-Jitsu a la vida, sino adaptar la vida al Jiu-Jitsu y después de subir a un tatami tu amarás el jiu jitsu como amas tu propia vida, cambiará todo y todos para entrenar, se sentirán cómodos con eso, sentirán dolores fuertes, pero sus huesos y articulaciones nunca más serán los mismos, pondrá tu vida en juego, así tu vínculo con el Jiu-Jitsu será tan intenso que tu nunca más lo dejarás porque ahora ese arte hace parte de ti.
SALUDOS.
Prof. Cocodrilo
(tomado del video de Hermes Franca: what is it to be a jiu-jitsu fighter? )
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